Las motivaciones de los jóvenes emprendedores son muchas. Algunos lo hacen sin dudarlo, otros ‘se tiran a una piscina’ en la que no saben si habrá agua suficiente. Pero lo que les une a todos es que se atreven a poner en marcha ideas que pasan por su cabeza para convertirlas en negocios. Quieren convertirse en referencia en lo que hacen, trabajar por cuenta propia, no cumplir horarios, no tener un jefe a quien rendir cuentas, o simplemente hacer cumplir sus sueños y emprender un negocio propio, ya que sus objetivos van más allá del dinero.
Pero, ¿por qué los jóvenes son más emprendedores que las personas de mayor edad? Son muchas las personas entre 18 y 34 años que han alcanzado el éxito, que destacan y reciben reconocimiento por su gran capacidad emprendedora. Veamos las características de los jóvenes emprendedores y qué los motiva.
LOS JÓVENES QUIEREN SER EMPRENDEDORES
Diferentes estudios demuestran que los jóvenes están más dispuestos a emprender un negocio que los adultos. Es el caso del informe de Global Entrepreneurship Monitor (GEM), titulado “Potencial futuro – la perspectiva del GEM sobre el emprendimiento de los jóvenes en 2015”, demostró que en la franja comprendida entre los 18 a los 34 años, las personas tienen una iniciativa más pronunciada de emprendimiento.
El mencionado estudio concluye que los jóvenes están 1,6 veces más abiertos a la idea de emprender un nuevo negocio que las personas de mayor edad. Este análisis se realizó en distintas zonas como África, Oriente Medio, América Latina y el Caribe, Sudeste Asiático y algunos países occidentales.
Ahora bien, el término “pueblos indígenas” puede emplearse también para otras regiones geográficas donde una cultura local haya sobrevivido a la colonización y dominio por parte de fuerzas extranjeras. A pesar de provenir de un contexto totalmente distinto, comparten con nuestros pueblos indígenas muchos de sus problemas y su lucha por reivindicar sus derechos.
A pesar de sobrevivir en situaciones desventajosas respecto de la cultura dominante, los distintos pueblos indígenas del mundo son poseedores de un acervo cultural irremplazable, proveniente de las distintas cunas de la civilización humana que existieron.
Por eso, en su protección y defensa, la Organización de las Naciones Unidas promulgó la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (UNDRIP) el 13 de septiembre de 2007, para dar los pasos necesarios hacia una legislación especial que les permita a los pueblos indígenas insertarse del mejor modo posible en el mundo moderno.
Los pueblos indígenas, en general, se caracterizan por:
Pertenecer a una tradición cultural sobreviviente a la expansión mundial de las culturas occidentales europeas (u otras grandes culturas). Por ende, suelen pertenecer a una tradición social distinta y ajena al Estado moderno.
Usualmente constituyen un sector minoritario dentro de sus naciones, aunque en muchas pueden alcanzar números considerables, cuando no mayoritarios, pero ello no necesariamente les garantiza el control del Estado, ni su integración a la sociedad moderna.
Sus tradiciones narrativas, religiosas, lingüísticas, económicas, políticas y sociales suelen ser marginales dentro de la organización de sus países, y a menudo rechazadas, discriminadas o violentadas.
Sus miembros poseen un mismo origen étnico, ya sea que se mantengan fieles a la tradición cultural aborigen o que se hayan integrado más o menos al Estado moderno.
Se estima que hay más de 5.000 grupos indígenas distintos, distribuidos en 90 países diferentes. Sus 350 millones de personas (5% de la población mundial, aproximadamente) son poseedores en total de unas 7.000 lenguas distintas, y sin embargo se encuentran entre el 15% de las poblaciones más pobres del planeta
El Día Internacional de los Pueblos Indígenas, creado por la Organización de las Naciones Unidas, se celebra el 9 de agosto de cada año.
De este modo se aspira a visibilizar el esfuerzo necesario para reconocer y defender los derechos de los distintos pueblos indígenas del mundo. Conmemora además la primera reunión del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre Poblaciones Indígenas, que tuvo lugar en Ginebra en 1982.
Los maoríes. Etnia de origen polinesio que poblaba la Nueva Zelanda cuando los colonos europeos llegaron a sus costas. Su cultura única y original se debió a las condiciones de aislamiento en que se desarrolló su civilización desde su llegada a Nueva Zelanda entre los años 800 y 1300.
Los gaoshan. Pueblos aborígenes de las regiones montañosas de Taiwán, descendientes de alguna tribu china que migró durante la Edad de Piedra y emprendió un destino aparte. Están compuestos por 14 pueblos distintos.
Los ainos. Grupo étnico indígena de la parte septentrional del Japón y las islas Kuriles, así como la isla Sajalín de Rusia. Se les conoce también como Ezo o Yezo o Utari, siendo este último el nombre que actualmente prefieren. Actualmente unos 15.000 japoneses tienen padre o madre proveniente de esta etnia.
Los nénets. También llamados Nenezos, Yuracus, Samoyedos, Saamod o Saamid, se trata de indígenas habitantes de Siberia, en Rusia, cuya población en 2002 alcanzaba las 41.302 personas. Fueron dominados por el Imperio Ruso a principios del siglo XVI, pero procuraron siempre mantener un aislamiento del resto del mundo, cosa que recientemente se les hace más compleja debido a las telecomunicaciones.
Los yanomami. La nación yanomami habita la región amazónica del sur de Venezuela, así como los estados brasileños de Roraima y Amazonas, y está compuesto por tres pueblos distintos: sanumá, yanomam y yanam, que hablan lenguas distintas, pero logran entenderse entre sí. Algunos de ellos viven desperdigados por la selva tropical, aunque muchas comunidades prefieren asentarse en la proximidad del río Orinoco, el río Mavaca o la sierra Parima.
La nación mexicana posee un importante acervo cultural aborigen, representado por los distintos pueblos indígenas que aún hacen vida en su territorio. Se encuentran principalmente en las regiones de la Sierra Madre del Sur, la Península de Yucatán, y las zonas áridas de la Sierra Madre Oriental y Occidental.
No se trata de pueblos muy numerosos, debido al proceso de mestizaje e hibridación sufrido desde tiempos coloniales, pero aun así buena parte de la población mestiza mantiene más o menos vivas sus raíces indígenas.
Los principales pueblos indígenas de México son:
Los zapotecos. Ubicados en el estado sureño de Oaxaca y los vecinos, sus pobladores alcanzan los 800.000, en su mayoría bilingües (español y zapoteca).
Los mayas. Con ese nombre se denominan a sí mismos los descendientes de los pueblos mayas que habitaron la región mesoamericana, y que ahora se concentran en su mayoría en la Península de Yucatán, y en regiones vecinas de Guatemala, Belice y Honduras.
Los purépecha. Ubicados mayormente en el estado de Michoacán, formando la llamada “región purépecha”. Allí se dedican a la agricultura, alfarería, pesca y artesanía.
Los yaqui. Pueblo indígena del estado de Sonora, su nombre proviene de su región de asentamiento inicial, a lo largo del río Yaqui. Su población actual alcanza los 32.000 individuos, muy reducidos por las guerras independentistas que durante años han liberado, y existe un enclave en Arizona, Estados Unidos, de 8.000 habitantes.
Los kikapú. Habitantes tanto de Estados Unidos como de México, se ubican en este último país en los estados de Coahuila, Sonora y Durango. Son un pueblo celoso de sus creencias y tradiciones, presidido por un líder político y religioso, que dirige las ceremonias y hace de juez y autoridad. Son esencialmente un pueblo cazador.
Los otomíes. Ubicados en el centro de México, su población en 2015 sumaba unas 667.038 personas, concentrada en su mayor parte en los estados de Hidalgo, México y Querétaro, aunque con presencia en los estados del norte. Sobreviven más de cien lenguas otomangueanas en la actualidad.
El cambio tecnológico tiene como referencia nuevas tecnologías, formas de uso, nuevas reglamentaciones y nuevos productos derivados de la tecnología.[1]Es un proceso temporal y acumulativo, que incrementa la habilidad de los grupos para resolver sus problemas sociales, económicos y culturales.
En otro sentido, el cambio tecnológico también puede ser caracterizado en términos generales como el efecto combinado de varias actividades tecnológicamente relacionadas y diferenciadas, tales como invención, innovación, desarrollo, transmisión y difusión.
Igualmente puede ser entendido como un conjunto de actividades enfocadas en la solución de un problema.[2]
El cambio tecnológico puede ser analizado a partir de tres ángulos complementarios:
1-.Desde su trayectoria determinada por intereses políticos, económicos y sociales.
2-.Desde su naturaleza, que está dictada por los atributos culturales y cognitivos de los miembros del grupo social involucrado.
3-.Desde su dinámica interna, que está determinada por los atributos funcionales de la tecnología.[3]
Características del cambio técnico:
Acumulativo
Cuando se dice que el cambio técnico es de naturaleza acumulativa, se quiere decir que un cambio en los patrones técnicos o tecnológicos determinado suele engendrar otros sucesivos, como si abriera puertas futuras, tanto en el área técnica como en otras áreas. Por eso se entiende que su efecto se acumula, gana intensidad con el tiempo.
Temporal
Todo cambio técnico ocurre en el tiempo, ya que su naturaleza es acumulativa, como se dijo antes, y por lo tanto puede sólo apreciarse en su totalidad en retrospectiva. En un momento determinado de la historia no puede apreciarse, tal vez, los efectos que brindará un cierto hallazgo científico, por ejemplo, si bien pueden establecerse hipótesis y tratar de prevenir algunos efectos considerables nocivos. Esta advertencia acompaña el cambio técnico a toda hora.
Revolucionario
La mayoría de los grandes cambios técnicos y tecnológicos de la historia lo son debido a su naturaleza revolucionaria, es decir, a su capacidad inédita de transformación de las condiciones de la vida humana. Basta con apreciar el impacto que las nuevas tecnologías de telecomunicación tienen en la manera de concebir las relaciones sociales y el mundo, para apreciar un perfecto ejemplo de ello.
Irreversible
Los cambios profundos o superficiales que engendra la dinámica propia del cambio técnico no pueden volverse para atrás: una vez descubierta una tecnología novedosa no puede des-aprendérsela u olvidarse de su existencia. Sólo se puede ponerle coto, controlarla, medirla y someterla a estándares de protección. Un buen ejemplo de ello es la tecnología nuclear y atómica, capaz de mucho bienestar y de mucha destrucción a la vez.
Importancia
La importancia del cambio técnico es particularmente significativa en nuestros días, en que presenciamos una revolución tecnológica sin precedentes. Cada salto técnico impacta en la vida humana de maneras diversas y a menudo impredecibles, generando nuevas capacidades y a la vez arrastrando consigo consecuencias negativas.
Por ejemplo, la tecnificación de las fábricas fue un cambio técnico importante, que permitió acelerar y masificar las labores de producción de bienes y así fundar la sociedad de consumo, base del capitalismo global, el cual a su vez retroalimenta la investigación tecnológica y así sucesivamente.
Pero este nuevo paradigma en las labores de producción significó el despido de muchos trabajadores y por lo tanto un golpe social y humano considerable a las sociedades, que se vieron a la vez más avanzadas y más empobrecidas en el momento.
Ejemplo
Un buen ejemplo del cambio técnico, con enormes impactos en la humanidad toda, es la invención de la escritura. Esta tecnología, pues no es otra cosa que eso, permitió registrar información que sobreviva al autor de la misma, cambiando así de manera paulatina los paradigmas de tiempo, ley, información, entretenimiento, socialización, negocios, producción y demás de manera irreversible.
Velocidad
Un fenómeno notable del cambio técnico en nuestros días es que ha alcanzado un punto crítico en su acumulación de saberes y de prácticas, que ha permitido disminuir cada vez más el intervalo de tiempo necesario entre un cambio y el siguiente, acelerando así la aparición de sucesivas innovaciones a un ritmo muy superior al presentado en épocas anteriores. A estas aceleraciones se las conoce como “explosiones” o “revoluciones”.
Discreción
Otra característica del cambio técnico contemporáneo apunta a variaciones más discretas, menos drásticas en apariencia, que en épocas pasadas, cuando el cambio técnico implicaba la aparición de maquinarias extravagantes y a menudo aparatosas. La tendencia es más bien hacia el disimulo y la discreción, a pesar de que resulte igual de revolucionaria.
Cambio social
Los cambios técnicos a menudo implican cambios sociales, y rara vez al contrario. Esto se debe a que las sociedades se acostumbran, se adaptan, a las condiciones impuestas por el cambio técnico, si bien éste surge a menudo para satisfacer demandas de tipo social. Un perfecto ejemplo de ello es el impacto de las redes sociales y tecnologías de mensajería en la sociedad contemporánea.
Innovación sustentable
Otra gran tendencia contemporánea tiene que ver con la búsqueda de tecnologías “sustentables”, es decir, que logre satisfacer las necesidades del presente sin poner en riesgo las del futuro, o haciéndolo en lo mínimo posible. Por ejemplo, se rechazan las tecnologías altamente contaminantes y destructoras del medio ambiente, en favor de innovaciones más consideradas con el destino de la humanidad y del planeta.
"Cambio Técnico". Autor: Julia Máxima Uriarte. Para: Caracteristicas.co. Última edición: 25 de septiembre de 2019. Disponible en: https://www.caracteristicas.co/cambio-tecnico/. Consultado: 30 de mayo de 2022.